lunes, 28 de marzo de 2011

Botellas al Mar, de Chamico...

Soy un pescador de caña por temperamento. Nada más agradable para mí que sentarme de la mañana a la noche en un arrecife de coral y ver flotar el corcho. Durante las primeras horas el hilo de mi pensamiento se desliza suavemente por el hilo de pesar y muchas ideas nobles y profundas van a engancharse, a falta de peces, en el anzuelo, diluyéndose después en la inmensidad del mar.
Pero una vez que he descargado mi mente, se produce un curioso fenómeno: el mar me devuelve mis pensamientos, pero como éstos tienen que pasar en el camino de regreso a través del corcho, se saturan de él y una mentalidad de corteza de alcornoque sustituye a la mía y poco a poco voy cayendo en las nieblas de una blanda somnolencia, de una deliciosa estupidez, de un pasivo conformismo. No cambiaría entonces mi banquito de tijera por el caballo blanco de Napoleón, ni mi caña por la batuta de Toscanini.
Pero no es de mi felicidad de pescador de lo que quería hablar, sino de lo que me ocurrió un día en que practicaba mi deporte favorito. Y fue que vi una hilera de puntos negros que, balanceándose suavemente al compás de las olas, venían hacia mí de la inmensidad marina. Pronto observé que eran botellas. Sacudiendo entonces la influencia del corcho, las fui pescando a medida que llegaban, descorchando y bebiendo ávidamente su contenido, es decir, leyendo los papelitos que traían dentro y que transcribo sin comentario y en el mismo orden en que me llegaron. No hago comentarios porque como estoy en el período del reflujo, es decir, de las ideas del corcho, temo que éstos no sean juzgados con elogio por mis contemporáneos no pescadores.
Una botella de agua mineral.- S.O.S. Habla el capitán Frik de la goleta de tres palos “La Templanza” que salió del puerto de Liverpool con viento fresco hace ocho días. Nuestra situación es espantosa, pues casi todos los tripulantes eran piratas malayos disfrazados y se han fugado en los botes con todo el dinero de un banco que se mudaba a la Argentina. A bordo quedamos yo, el señor Espeleta y un pasajero cuyo nombre ignoro porque del susto ha perdido el habla; lo llamaré N.N. No sabemos dónde estamos porque los piratas se llevaron todos los aparatos de náutica para determinar la posición. Saludos. Frik.
Una botella de cognac.- Aunque nuestra posición no ha variado, nos sentimos algo más entonados. Frik.
Una botella de whisky.- El señor Espeleta es un excelente compañero y estoy muy contento de viajar con él. Hemos intimado mucho y nos hemos referido nuestras aventuras amorosas en los puertos. N.N. ha dicho ya algunas palabras, aunque algo tartajosas. Estamos preparándonos para mandar otro mensaje, que irá en cuanto encontremos el tirabuzón que se nos ha perdido. Frik.
Una botella de vodka.- Gran idea fue mandar el presente mensaje en esta botella, gracias a eso sabemos ya quién es N.N. El pobre era ruso y recién ahora puede hablar, se llama Nikolai Nikolaivich y dice que es conde. Canta muy bien. Espero que la situación mejore de un momento a otro. Frik.
Una botella de pipermint.- Ha surgido la primera divergencia entre los náufragos de “La Templanza”. El señor Espeleta y yo hemos visto con júbilo que nuestra situación mejoraba mucho, pues nuestra goleta en lugar de tres palos tiene ahora seis, pero el tonto de N.N. no ve mas que tres. Es un pesimista. Debe ser porque se ha descompuesto y devuelto cuanto ingirió. Frik.
Una damajuana de vino garnacha.- N.N. ha entrado en razón y ya ve las cosas como es debido. Una novedad importante: hay otros tres pasajeros a bordo, bastante parecidos a nosotros, pero que aparecen y desaparecen en forma misteriosa. Ya veremos. No hay que afligirse. Frik.
Tres botellas de whisky atadas con un alambre.- La primera: “El capitán Frik es un borracho asqueroso, si me vuelve a decir que la rubia de Porto Alegre es mejor que la de Bahia le rompo las narices. Espeleta” La segunda: “Este Espeleta es un cretino al garete. Creo que lo voy a desembarcar en el primer puerto. Frik, capitán”. La tercera: “No puedo decir lo que pienso de mis compañeros de infortunio porque el ruso es un idioma muy poco difundido y perdería el tiempo y los demás los escribo muy mal, ¡cochones! N.N.
Una botella de manzanilla.- ¡No hay cosa más bella que la amistad! ¡Pelillos a la mar y viva la Pepa! Frik, Espeleta, N.N.
Una botella de barbera.- E la violeta la va, la va…(sin firma).
Una botella de agua mineral.- Yo les dije que no había que mezclar, pero ellos son así, no quieren entender de razones. Esto es un espanto: los unos por un lado los otros por otro y hasta yo he tenido que inclinarme sobre la borda de babor. ¡Qué deshonra! Frik.
Una botella chica.- Estamos a la vista de un puerto, ya se acercan lanchas a socorrernos. Menos mal que encontramos la botella del amoníaco. Frik.